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Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #1 : “Promesas que se Cumplen”

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Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #1 : “Promesas que se Cumplen”
   
   


Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #1 : “Promesas que se Cumplen” Rachea20
   

Autor: capc

1.- Cabe señalar que esta es una historia no oficial dentro del canon del personaje o personajes de la desaparecida franquicia de la Co. Konami. Así también, menciono al icónico Terry Bogard de la Co. SNK, cuya historia del mencionado personaje también es no oficial.

2.- Todos los derechos reservados y demás pertenecen a la(s) compañía(s), persona(s) que crearon a los personajes, imágenes y demás que se mencionan, muestran en estas historias elaboradas por mi persona.  

3.- Son historias que comparto sin fines de lucro, solo para mostrar mi arte con las personas que admiran este mundo de las luchas de personajes de videojuegos de peleas.    


Personajes creados por mi persona:
Minaka y Migumi : Buenas amigas de Raquel en el pueblo de .
Miyuzani (Miyu) : Maestro de Raquel.
Akiga Nanakame : Joven mujer adinerada y popular en la escuela que frecuenta Raquel.
Kinugani : joven educado y popular en la escuela que frecuenta Raquel.
Takaro : muchacho grande de cuerpo y fornicario a quien le dicen grasiento en la escuela.
La pareja de ancianos cuyos nombres no los he dado a conocer, y quienes me imagino como las personas que adiestran a Raquel.






Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #1 : "Promesas que se Cumplen"



I
Ahí se encontraba sentada dentro del dojo de entrenamiento, una joven que había cumplido ese día quince años de edad. Ella estaba cavilando, con algo de tristeza en su mirada. De pronto una anciana entra y le dice: Raquel, ven que tu abuelo quiere hablar contigo algo importante. Iré de inmediato abuelita, gracias por avisar. Pasan los minutos, y ella ahora se encontraba en la sala principal de la casa. Ahí se veía a un anciano de traje naranja con amarillo y blanco, parecido al ropaje que utilizaban antiguamente los monjes Shaolin del país de china. El hombre de cabellos, bigotes y barbas grisáceas era el líder de un clan de ninjas del lugar. Abuelo, aquí me tenéis, abuela me dijo que queríais hablar algo importante conmigo. Así es, Raquel, hoy estas cumpliendo quince años de edad, y ocho meses aproximadamente que perdiste a tus padres en aquel accidente de carretera. Pues bien, soy hombre que cumple lo que dice, y te prometí que te entrenaría cuando llegues a la edad de quince años, y yo prometo lo que cumplo. La joven quinceañera de la piel blanca, cabellos dorados, enarca ambas cejas, abre sus grandes ojos azules como el zafiro, como si fueran platos, y luego se dirige a abrazar al anciano, pero luego se contiene, se sienta frente al viejo, con ambas rodillas en el piso de madera, con sus dos puños sobre ellas, y agacha la cabeza diciendo: Muchas gracias, no te decepcionare, maestro.  


II
Ya era de tarde, y la joven chica de los ojos azules como el zafiro se encontraba dentro del dojo de entrenamiento, recibiendo instrucciones del anciano. La esposa del líder del clan, se le acerca a la joven muchacha y le entrega un kimono blanco de entrenamiento. Úsalo, es de tu talla, y se te va a ver muy bien jovencita. Muchas gracias abuelita, el color blanco me gusta mucho. Y así, la joven proveniente de América del norte, era entrenada con las artes marciales conocidas como ninjutsu. Era un lunes, habían pasado las siete de la mañana y la chica de los largos cabellos rubios ahora se encontraba en el mercado del pueblo. Ella estaba acompañada de dos chicas oriundas de Japón, que conoció hace poco en el pueblo. “Minaka”, te agradezco mucho por lo que haces por mí, eres una gran amiga. Y a ti también, “Migumi”, con ustedes se me hace un poco más fácil el hablar y escribir el idioma japonés. - Lo que hacemos no es la gran cosa, nos han enseñado que ayudar a otros sin pedir algo a cambio, te enaltece como persona, y eso es bien visto en los cielos, mi amiga – le dijo la chica Migumi. ¿Y es cierto eso que nos dijiste el otro día Raquel?, ¿Qué aquellos ancianos te están entrenando para ser algún día una de esos ninjas que ayudan a la gente?. Así es Minaka, y ese es nuestro secretito, solo ustedes dos, y algunas otras personas muy confiables saben esto. ¿Podrán guardarme este importante secreto?, nadie tiene que saberlo en el pueblo. Minaka les dice: No te preocupes amiga, solo las personas que guardan envidia son capaces de no guardar secretos. Raquel cierra los ojos mostrando una gran sonrisa, abrazando con ambos brazos a sus amigas que la flanqueaban.


III
Raquel regresa a la casa de los ancianos, llevaba una canasta con vegetales y frutas. Ella pasa por el dojo de entrenamiento, en donde estaba impartiendo clases el maestro “Miyuzani”, quien era el segundo al mando, en el clan de ninjas. El hombre quien estaba en sus cincuenta años de edad, veía con los brazos cruzados y mirada adusta como los cerca de veinte alumnos de kimonos grises oscuros, entrenaban artes de defensa y ataque. El hombre de la mirada seria pega una fuerte mirada a la simpática joven de quince años, haciendo que ella muestre una nerviosa sonrisa, para luego ella retirarse del lugar. Ya era de tarde, y ambos ancianos se encontraban en la mesa de la sala, ingiriendo acompañados de la joven chica americana, el alimento japonés. Abuelo, ¿puedo preguntarte algo?. El anciano quien estaba con los ojos cerrados, ingiriendo el exquisito pescado, toma su copita de Amazake, le da un sorbo, mientras removía los restos del pescado que yacían por sus gastados dientes, para luego decirle: A ver jovencita, ¿Cuál es vuestra pregunta?. ¿Porque no puedo entrenar con los estudiantes del maestro “Miyu”?. El anciano mira a la anciana con la que ha compartido varios años de su vida, esperando que le dé la respuesta a la impetuosa chica de los grandes ojos azules. Es por tu seguridad Raquel, tú serás entrenada en el dojo interno de la casa, por nuestro buen discípulo Miyuzani, y por nosotros dos, fuera de los ojos curiosos, y de gente que no les agrada que se entrenen extranjeros en este tipo de clanes de artes marciales… y no se hable más del asunto jovencita, y termine su alimento. Ella acepta lo que le dice la buena anciana quien la quería como si fuera una nieta consanguínea.


IV
Ya estaba cerca de mostrarse el ocaso, y la joven del kimono blanco y cinto oscuro estaba en el dojo interior de la casa, cuyas altas paredes hacían inaccesible la vista de los ojos curiosos. El maestro de la joven aprendiz quien vestía un ropaje gris oscuro y cinto rojo entra a la sala acompañado de la anciana y de una ayudante de la mujer de arrugas en el rostro quien estaba en sus cuarenta años de vida. La ayudante quien llevaba consigo una fuente, deja un recipiente con alimento para el hombre que sería el instructor de Raquel. Luego de unos minutos ambas mujeres abandonan la sala de entrenamientos, dejándolos solos al maestro Miyuzani, y a la simpática chica americana. Habían pasado dos horas, y el entrenamiento había terminado para Raquel. Ella yacía sentada, con ambas manos en el piso de madera, y estaba respirando rápido por la boca. Tu entrenamiento empezó hoy, a medida que muestres buena actitud en las próximas semanas, pasaras a entrenar no dos, si no cuatro horas diarias, jovencita. Usted es muy duro maestro Miyu. No es así Raquel, se lo debo a tu abuelo, le debo mucho a él, y le prometí que te ayudaría a ser la mejor de entre todos mis discípulos, y yo soy un hombre que cumple sus promesas… ahora te dejo, hasta mañana, y recuerda aflojar un poco el cuerpo antes de tu entrenamiento con las indicaciones que te di en ese libro. Ella mira salir de la sala del dojo a su maestro artemarcialista, y se pone a pensar que el camino que ella ha elegido para vengar a sus padres, va a ser muy duro y largo.


V
Ya eran pasadas las nueve de la noche, la joven quinceañera de los dorados cabellos yacía sobre su lecho, mirando una foto de sus fallecidos padres, con tristeza profunda en sus grandes azules ojos como el zafiro. Ella se sienta, con ambas rodillas ahora a la altura de su mentón. Raquel quería saber ¿porque hombres malos le arrebataron la vida a sus padres?. Ella golpea con su puño derecho el piso de madera, mientras mostraba sus blancos dientes, arrojando toda su impotencia por no poder haber hecho nada para salvar a sus progenitores de los cabellos rubios. Se escucha un sonido por la ventana, haciendo que la joven de la blanca piel se levante y se dirija hacia el lugar donde se veía una goma de caramelo de color verde que había sido arrojada por alguien. Minaka, ¿qué haces a estas horas por aquí?. Sé que paras encerrada en este lugar amiga, y he venido a que me acompañes a una fiesta organizada por un estudiante de nuestra escuela cuya casa está a solo unas calles de aquí… Migumi también ha sido invitada, pero dije; mejor es ir tres amigas que solo dos. ¿Y no será peligroso?. - No lo creo, me han contado que han sido invitados muchachos educados del pueblo, lo malo... – dijo la joven de los oscuros ojos jalados y negros cabellos recortados. ¿Entonces qué hay de malo amiga?, pregunta la chica de los cabellos dorados. Ella arroja aire por la boca y le dice: Que también irán algunas joyitas de nuestra prestigiosa escuela. Ambas ríen. ¿Te refieres a que irán muchachos como ese gordinflón que con sus amigos les gusta vernos que llevamos debajo del vestido cuando subimos las gradas?. Así me temo amiga, muchachos como esos los encuentras en este tipo de fiestas. Pero te digo Raquel, que te hará bien relajarte un poco… ¿Qué dices?, ¿nos acompañaras esta noche?. La joven de los azules ojos se queda cavilando un momento con el segundo dedo de su mano izquierda tocando su mentón, y luego le dice: Los ancianos es muy probable que no me dejen ir a esa reunión, así que… no creo que haya problemas si las acompaño un ratito. - ¡De acuerdo, iré! – dijo Raquel con sus ojos cerrados mostrando una sonrisa, y con su puño derecho levantado.



VI
Las tres jóvenes féminas quienes estaban estudiando en la misma escuela llegan al lugar en donde se llevaba a cabo la reunión. Raquel llamaba la atención de los concurrentes a la fiesta, por ser la única persona de ojos azules, piel blanca como la leche, y cabellos como el oro, además de decir, que tenía un cuerpo esbelto, que con un duro entrenamiento en años venideros quedaría muy bien trabajado. El ritmo de la música era agradable para las tres jóvenes quienes vestían pantalones tipo jeans. Migumi les dice: Chicas, me muero, ahí está el príncipe de nuestra escuela, parado al lado de la mesa de los ponches. El joven hombre vestía una camisa blanca y un pantalón gris oscuro, usaba lentes de luna transparente, y tenía su cabello oscuro recortado. - A mí me gustaría que me invite a bailar, es un sueño de hombre el buen “Kinugani” – les dijo la otra joven de nombre Minaka, quien estaba en sus dieciséis años.  De pronto, una joven mujer se le acerca a Kinugani, se trataba de una chica quien estaba en el último año de la escuela secundaria que frecuentaba la quinceañera de los ojos azules como el zafiro, ella era “Akiga Nanakame”, una joven mujer de padres adinerados, y quien era atractiva, además de ser la más popular de su escuela. Migumi, quien ve el beso que le da la joven mujer del vestido color purpura les dice a sus amigas: ¿Vieron eso?, esa pesada de la Akiga se lo quiere llevar a solas a nuestro príncipe.  - Oye amiga, te agradeceré que no hables en plural – le dijo la joven de los dorados y largos cabellos.  ¡Ay! Que pesada eres Raquel. Minaka le dice a su amiga: Oye, por cierto Raquel, ¿no habrá en nuestra querida escuela algún hombre que llame tu atención?. Ella se queda cavilando, con sus enormes ojos azules apuntando hacia el techo de la casa, y con su mano izquierda frotándose el mentón, tal como lo solía hacer su fallecido padre, y luego ella les responde; la verdad amigas, no, no hay muchacho en nuestra escuela ni en esta fiesta que me llame mi atención.


VII
Había pasado alrededor de una hora, Migumi se encontraba bailando con un muchacho tranquilo de anteojos que estudia en su escuela, y Minaka y Raquel se encontraban cerca a la mesa de los ponches y bocaditos. Un grupo de tres jóvenes de ropas grises oscuras, y quienes tenían rostro de ser fornicarios, se encontraban a la espalda de ambas jóvenes. - No te vayas asustar amiga, pero esos indeseables están husmeándonos – le dijo la joven de los cabellos rubios a su amiga quien estaba a su mano izquierda con vaso de ponche en mano.  Espero que no se nos acerquen, si nos vieran conversar con esos fornicarios, nuestra reputación se vendría abajo en nuestra escuela. Oigan chicas, ¿porque tan solitas?, ¿nos permiten acompañarlas?, les dijo el más corpulento del grupo mostrándoles una pícara sonrisa. Raquel con mirada adusta le dice: ¿Qué cosa quieres grasiento?, ¿ver de qué color es nuestra ropa interior?. Oye “Takaro”, a esas chicas las hemos dejado algo acomplejadas, que se les olvido traer sus faldas. Los tres jóvenes bribones ríen entre ellos por la ocurrencia del más grueso de cuerpo del grupo de tres muchachos quien estaba haciéndoles gestos obscenos con sus manos. Ambas jóvenes los miran con seriedad esperando que se retiren de su presencia, ya que, había una norma en el pueblo, en donde joven doncella, sobre todo pura, que converse con alguien que es fornicario, peligraría su buena reputación, no solo en la escuela, sino también en todo el pueblo. Raquel pone mirada muy adusta, con el puño derecho bien cerrado en señal de defensa. El joven cabecilla del grupo ve a los lados con sus negros ojos el rostro de los curiosos que presenciaban la escena, y luego les dice a sus amigos: Oigan muchachos, mejor larguémonos de esta aburrida fiesta, no vayan a traer a sus papás esas tontas vírgenes. Los tres jóvenes sujetos de ropas grises oscuras se retiran del lugar, haciendo que Raquel relaje su mano derecha la cual había estado cerrada haciendo puño por algunos minutos. Luego de haber socializado un poco la joven de los azules ojos esa noche en la reunión, les dice a sus amigas: ¿Saben amigas?, ya quiero regresar a casa.


VIII
Y así, habían pasado los años, la joven de los cabellos como el oro y ojos como el zafiro ahora ya tenía más de veinte años de edad, ya había vengado la cruel muerte que sufrieron sus padres a manos de unos ninjas subversivos contratados por un falso amigo de su fallecido padre, cuando ella tenía catorce años de edad… Pero, algo en su interior le decía que ya no volvería a tener una vida tranquila en Japón. Ella decide inscribirse en un torneo de artes marciales para seguir adquiriendo experiencia en combates. Y en una de esas tardes, conversa con un artemarcialista oriundo de Francia de nombre “Goldor”, a quien conoció un tiempo atrás en un torneo de artes marciales, y quien ahora era su compañero de equipo de luchas. Ambos se encontraban por uno de los balcones del coliseo conversando, acompañados del ocaso del día. La mujer quien ahora mostraba un cuerpo muy exuberante y bien entrenado, estaba revisando una conocida revista en donde estaban los más expertos artemarcialistas que había en todo el mundo. - Ya veo, con que tu sueño es enfrentarte con el sujeto que derrotó en el pasado a aquel monstruo llamado Krauser – le dijo Goldor, quien como Raquel portaba su vestimenta de combate. Eso es lo que más anhelo compañero, algo en mi interior me dice que ese es mi destino… el enfrentarme al hombre que derrotó a todas esas leyendas de las artes marciales y, y enfrentarme a él…  Goldor suspira, apunta su mirada hacia el sol que se ocultaba, y susurra: “Terry Bogard”. Y el tiempo pasó, la exuberante mujer de los grandes ojos como el zafiro estaba ya con más de treinta años de edad, y en el año dos mil dos, en la ciudad de New York del país de los EE.UU su búsqueda había por fin terminado. - Mucha suerte en tus combates, ahora si me disculpas, tengo que reunirme con mi equipo… hasta la vista – le dijo el hombre conocido en el mundo de las luchas como; “El Lobo Solitario”.



Continuara en una Próxima Historia…  
capc

Enlace del blog de capc para leer la Historia.
https://la-hermosa-kunoichi-mai-shiranui.blogspot.com/2020/05/historia-de-raquel-la-ninja-americana-1.html

 
 

Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #1 : “Promesas que se Cumplen” Rachea21

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