Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #2 : “Un Recuerdo Doloroso”
Autor: capc
1.- Cabe señalar que esta es una historia no oficial en donde menciono a un reconocido personaje de la popular franquicia de Fatal Fury de SNK, y en donde también menciono a personajes de la desaparecida franquicia Martial Champion (Campeón Marcial) de Konami, y de la franquicia Double Dragón.
2.- Todos los derechos reservados y demás pertenecen a la(s) compañía(s)/persona(s) que crearon a los personajes, imágenes y demás que se mencionan, muestran en estas historias fabricadas por mi persona.
3.- Son historias que comparto sin fines de lucro, solo para compartir mi arte con las personas que admiran este mundo de las luchas de personajes de videojuegos de peleas.
Personajes/Lugares creados por mi persona:
*Kanazawa; Es el lugar donde queda ubicado el clan ninja de los ancianos que entrenan a Raquel.
Akiga Nanakame : Joven mujer adinerada y popular en la escuela que frecuenta Raquel.
Atsushi Yagani : Es el pretendiente de Raquel en Japón.
Ayaka; Es una criada de 40 años aproximadamente, sirviente de la casa de los ancianos ninjas.
Eiji-Sama : Nombre del anciano ninja y abuelo de Raquel.
Gokunk : Líder de un clan subversivo de ninjas.
Hisa-Sama : Nombre de la anciana ninja y abuela de Raquel.
Jaramyu : Segundo al mando de un clan de ninjas subversivos, cuyo líder era Gokunk.
Markus : Hermano menor de Raquel (Racheal)
*Kanazawa : Es un lugar que si existe en Japón, y que solo me lo imagino como el lugar donde vive Racheal (Raquel).
Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #2 : “Un Recuerdo Doloroso”
I
Después de estar semanas con pérdida de la memoria, la joven de catorce años empieza a recordar a sus padres mientras se peinaba frente al espejo de su habitación. De sus grandes ojos azules como el zafiro empiezan a brotar muchas lágrimas, acompañados de gritos que hacen que se acerque al cuarto una anciana con una mujer de unos cuarenta años de edad. “Akira”, ¿porque lloras de esa manera niña?. La adolescente mujer de los cabellos rubios y ojos como el zafiro le dice: ¡Yo no soy Akira! ¡Soy Raquel!… y Mis padres… ¡mis padres están muertos!. La anciana de las marrones ropas, quien en su juventud fue una kunoichi la toma entre sus brazos y le dice: Ya, ya, jovencita, deja de llorar… deja de llorar. ¿Por qué los mataron?, pregunta la niña de la piel blanca y grandes ojos azules. La mujer de arrugas en el rostro y cabellos grises pasa su arrugada mano derecha por su larga y dorada cabellera, mira a su derecha a su sirvienta y le dice: Tráele un poco de agua. La mujer de los largos cabellos negros asiente con la cabeza y le dice a la anciana: ¡Si mi señora!. La anciana kunoichi vuelve a mirar a la joven que estaba consolando, y le dice: Parece que fue una venganza hacia tus padres. - ¡Eso no es posible! Mis padres fueron muy buenas personas, debió ser una equivocación, ¿Por qué los mataron? – vuelve a preguntar la joven ladeando la cabeza a los lados. De pronto entra la sirvienta quien le entrega a Raquel un vaso de agua. El anciano quien con su anciana esposa le salvaron la vida a la niña la noche de la tragedia en una lejana carretera, estaba parado al lado de la puerta mirando a la joven de las ropas azules, y luego le dice: Tarde o temprano ibas a recobrar la memoria muchacha, y saber la verdad. Los hombres que viste aquella noche acercarse al vehículo, eran ninjas asesinos contratados por alguien de confianza de tus fallecidos padres. ¡No puede ser! ¿Pero quién?... De pronto, Raquel se queda cavilando, y pasaba por su mente un japonés, quien era amigo de su fallecido padre.
II
Habían pasado los minutos, la joven de los dorados cabellos y blanca piel como la leche, había ingerido el agua relajante, y estaba un poco más tranquila para expresarse. Por lo que nos contaste, ese falso amigo de tu padre, quería arrebatarle algo muy importante… Los restos de tus padres han sido repatriados a EE.UU, en donde fueron sepultados, y los asesinos de tus seres queridos, murieron aquella noche por nosotros dos, que pasamos de casualidad por aquella carretera. La anciana le dice con rostro optimista a la joven: Tuviste muchísima suerte mi niña de los ojos como el zafiro, eran asesinos, y si no nos hubiésemos cruzado en su camino esa noche, te habrían matado junto a tus padres. Luego el anciano de ostentoso y colorido ropaje le dice: Nos encontramos en otra región, a cientos de kilómetros de aquel lugar del siniestro… Aquí no estarás en peligro. “Markus”, mi hermanito no viajó con nosotros a este país, debe estar muy triste por la noticia, debo comunicarme con él. ¡¡No!! Debes olvidarte de tu familia que dejaste allá en tu país… ya que, ese falso amigo de tus padres sabrá que te ayudamos, y esos miserables no mandan solo a golpear a tus seres queridos… Olvídate de los familiares que puedas tener allá, al menos un tiempo, hasta que el asesino intelectual de tus padres pague el daño causado, ¿has entendido Raquel?. Tengo mucho odio en mi interior, quiero venganza abuelos, tengo mucha sed de justicia. He visto que ustedes con el maestro “Miyu” son expertos artemarcialistas, que entrenan discípulos para ayudar a la gente del pueblo. ¡Entrénenme! ¡Se los suplico! Quiero venganza. El anciano de los bigotes y largas barbas grisáceas mira el rostro de sufrimiento de Raquel, y luego le dice: La venganza solo te llevara a la muerte, niña tonta, olvídalo. Tu abuelo tiene razón, esos ninjas subversivos son profesionales, y muy peligrosos. La joven adolescente de los dorados cabellos les dice: No sé por qué siento que en este lugar podré hacerme más fuerte que esos asesinos, que mataron a mis queridos padres que fueron muy honrados y buenos… Te lo ruego abuelo, entréname… entrénenme. El anciano frunce el ceño acompañado de mirada adusta, para luego decirle: Hablaremos en la mañana sobre el asunto muchacha.
III
Y ya era de mañana, y se mostraban los rayos de luz del alba… En el amistoso y turístico pueblo de Kanazawa, en la casa de los ancianos ninjas, se encontraba la simpática rubia de los azules ojos como el zafiro, quien estaba en la sala principal de la casa, arrodillada, con su cabeza gacha esperando la respuesta del experto artemarcialista, quien tenía más de setenta años de edad. La decisión que he tomado, no pienso cambiarla y es definitiva, para tu próximo onomástico, empezaras un arduo entrenamiento, para que encuentres paz contigo misma… Ahora, hazme un favor muchacha y llama a “Ayaka”. - ¡Sí! Abuelo – dijo la joven adolescente de catorce años, quien hace una reverencia con la cabeza antes de retirarse de la sala principal. Mandó a llamarme “Eiji-Sama”. Así es, Ayaka, quiero que le entregues esta carta al director de la secundaria de la que escuchaste que hablamos la otra noche en la cena, él la recibirá con agrado. ¿Acaso fue discípulo suyo maestro?. El anciano bosqueja una sonrisa, y le dice: Digamos que en su juventud le hice muchos favores, y en donde él me hizo muchas promesas. Entiendo maestro, partiré de inmediato. La anciana y esposa del viejo Eiji mira partir a la servicial mujer de los largos cabellos negros, y luego entra a la sala en donde estaba él sentado con los ojos cerrados y cavilando. - Parece que aquel hombre va a admitir a nuestra querida Raquel en esa escuela secundaria – le dijo la anciana de vestido morado con decorado de flores blancas, con semblante alegre. Así es, mi querida “Hisa”, esa niña que hemos recibido como si fuera nuestra nieta, va a estudiar en aquella escuela.
IV
Un mes aproximadamente había pasado desde que Raquel estaba llevando clases en un concurrido colegio secundario mixto del pueblo de Kanazawa. Ella había hecho algunas amistades, en donde sobresalían dos simpáticas chicas de piel pálida y ojos negros jaladitos. Una atractiva joven de largos y marrones cabellos se les acerca con su séquito de amistades a las tres jóvenes que estaban sentadas en una de las bancas del jardín de la escuela. Oye tú, ¿no te sientes extraña de ser la única rubia tonta de nuestra escuela?, ¿no te da vergüenza?. Oye “Akiga”, ¿Cuál es tu problema?, ¿Por qué la molestas a nuestra amiga?. “Akiga Nanakame”, no podía decirle a la amiga de Raquel, que le tenía una envidia que no podía ser sana, había mucha malicia en las intenciones de la popular estudiante de secundaria. - Oye Akiga, yo no quiero tener enemigas en esta escuela, tampoco quiero agradarle a todo el mundo… Sabes, te tengo mucha envidia sana por la aplicada estudiante que eres, y me gustaría que seamos amigas, ¿Qué dices? – le pregunta la joven de los grandes ojos azules, mostrándole su amistosa mano derecha. Lo dicho por la simpática americana hace que hierba la sangre de la espigada y adinerada joven de los oscuros ojos. La popular joven de la corbata carmesí, blusa blanca y faldas grises le hace un desaire con el rostro, y decide alejarse de la banca en donde estaban sentadas Raquel y sus amigas. Bien amiga, has avergonzado a esa antipática de la Akiga, eres la segunda en hacerlo en esta escuela. ¿Ah, sí?, ¿y quién fue la primera?, pregunta la estudiante de cabellos rubios y de las faldas que le llegaban a la altura de las rodillas. Ambas chicas de vestimentas de colegio que flanqueaban a la estudiante rubia, se miran entre ellas, y no le responden. Raquel presiente que algo malo le pasó a la chica que avergonzó en el pasado a la popular Akiga Nanakame, así que mira con más cuidado a la joven mujer que caminaba acompañada de picaros muchachos, y quien era la más popular de todas las estudiantes de aquella escuela.
V
En el hogar de los ancianos ninjas, se encontraban Eiji y Hisa conversando. Así que le prometiste a esa joven entrenarla con nuestras secretas artes para cuando cumpla quince años, ¿no es así?. Así es… Me insistió tanto, que decidí entrenarla, con esa condición. Sabes viejo, esa niña tuvo muchísima suerte que hayamos pasado de casualidad por esa carretera aquella noche… Si hubiésemos sido personas ordinarias nos hubieran matado esos deshonrados ninjas. Sí, es muy probable. Sabes vieja, por mi cabeza pasa una tonta idea. Haber, comparte esa idea con tu fiel compañera. El anciano quien vestía un ropaje muy parecido a los que usaban antiguamente los monjes Shaolin del país de china, suspira, da dos golpecitos con su pipa en un cenicero de madera, y luego le dice: Nunca hemos tenido una mujer ninja extranjera. Sera la primera vez que entrenemos a una rubia americana de ojos azules con vuestras secretas artes marciales… Pero… - ¿Pero qué? – pregunta la anciana Hisa, intrigada. No pienso entrenarla con nuestras secretas artes marciales para que solo cobre venganza del sujeto que mandó a matar a sus padres, de ninguna manera… pienso sacar provecho del fuerte entrenamiento que le daré. La mujer del arrugado rostro y largos cabellos grises le dice: ¿Qué tienes pensado Eiji?, anda, dime. Quiero moldearla con nuestros ideales, para que enorgullezca a nuestro clan de ninjas después de que haga lo que tiene que hacer con el sujeto que le dejó ese daño en su mente. Luego de unos largos segundos armoniosos, el viejo de los largos bigotes y barbas grisáceas mira a su esposa, arquea la ceja izquierda, y luego le pregunta; ¿Y esa cara?, ¿quisieras compartir tus pensamientos vieja?. No es nada viejo, solo recordé cuando me inicié como kunoichi, hace más de cincuenta años atrás. Pues, hubieron muchos pretendientes en aquellos días que te propusieron matrimonio, pudiste haberte casado con cualquiera de esos hombres adinerados. Eso lo sé, pero decidí desposarme con el hombre indicado… Juntos conformamos este clan de ninjas, cuya misión es el de mantener el orden de nuestra querida Kanazawa.
VI
Y así, pasó el tiempo. Raquel ya estaba en sus diecinueve años de edad. Tuvo cuatro años de arduo entrenamiento, en donde se volvió una experimentada en las artes del ninjitsu, y en donde desarrolló su cuerpo como si fuera una arma letal. Había un experto artemarcialista que estaba enamorado de la joven ninja americana de los cabellos dorados, él era; “Atsushi Yagani”, un guerrero de cuerpo delgado, pero bien tonificado, y cuyos rasgos faciales eran muy parecidos al de un legendario artemarcialista chino, cuyos restos se encuentran en la ciudad de Seattle, EE.UU. Hola Raquel. ¡Hola Atsushi! ¿Me vienes a buscar?. El hombre de los ojos negros jalados, sonríe cerrando los ojos, con su mano derecha detrás de su nuca. Pasa un hombre en bicicleta y le arroja un fuerte silbido a la mujer quien portaba su ropa de combate, en donde sobresalía la parte de su vientre, en donde llevaba un cubre vientre de color oscuro, parecido a una trusa color gris oscuro. Ella le dice al hombre que la pretendía, quien era educado y respetuoso: Nunca faltan los hombres faltosos. El japonés de los azules pantalones quien estaba embelesado por ella, le dice: Oye, aquí cerca hay una casa de comidas muy buena, que te parece si vamos a comer, y luego no sé, vamos a entrenar por ahí. La atractiva ninja americana muestra semblante alegre y le dice: De acuerdo, estoy muy hambrienta. Ambos guerreros caminan hacia el puesto de comida callejera que quedaba ubicado a un par de cuadras del hogar donde entrenaba la bella ninja americana. El artemarcialista japonés quien estaba en sus veinticinco años, quería proponerle noviazgo a la bien proporcionada mujer de los grandes ojos como el zafiro, pero, temía que ella lo rechace.
VII
Esa noche Raquel llega un poco tarde a su casa. La bella guerrera quien vestía su traje de combate, trepa el alto muro de un gran salto, para luego aterrizar sobre uno de los atrios de la casa, para finalmente dirigirse a su habitación. Ella se despoja de su sensual ropa de kunoichi guerrera, y entra a los servicios higiénicos para asear su escultural figura. Ella después de darse un baño caliente regresa a su habitación, y se dirige a su lecho a descansar. A esas alturas de la vida la mujer de diecinueve años sabía muy bien quien fue el hombre que dio la orden para asesinar a sus queridos padres, y el día de su venganza estaba cada vez más cerca. Pero no solo eso, ella también se averiguó el clan de ninjas subversivos al que recurrió el falso amigo de sus fallecidos padres, cuyo líder era un despiadado y experto artemarcialista japonés de nombre; “Gokunk”, y cuya mano derecha era otro despiadado ninja corrompido de nombre; “Jaramyu”. Esa noche el pretendiente de la bella Raquel llega a la puerta de su casa. Su rostro cambia repentinamente al ver el mensaje en letras rojas clavado sobre la puerta. Él muestra los dientes, arrugando el papel, sabía que estaba siendo husmeado por hombres que no querían que Atsushi Yagani sea novio de la ninja americana. Atsushi ya se encontraba en su habitación, sobre su lecho, con sus pensamientos en la mujer de los grandes pechos, y cuyos ojos azules como el zafiro le gustaban al prometedor artemarcialista japonés. Él tenía el presentimiento que la exuberante guerrera de la piel blanca encerraba peligro, pero él estaba enamorado de ella, y la protegería hasta sus últimos días de vida.
VIII
Y la ninja americana ya estaba en sus veinte años, ella se encontraba en un cementerio del pueblo de Kanazawa, orando por las almas de los ancianos abuelos que la criaron como si fuera su nieta. Así también, en sus pensamientos pasaba el experto artemarcialista japonés que la pretendió un tiempo atrás, y que cayó muerto por una mortífera técnica de un clan de ninjas subversivos liderados por el temido Gokunk. Ella había perdido a esas alturas allá en Japón a los ancianos ninjas que la adiestraron, a algunas amistades, y al hombre que la pretendió y que la protegió hasta el final por amor… estar más tiempo en ese país significaría que correría más sangre, y ella no quería que sigan muriendo seres queridos. Estaba pensando regresar a los EE.UU para reunirse con su hermano menor, Markus, a quien no veía desde los catorce años, como también, el de dejar en lo más alto el nombre del clan ninja de los fallecidos ancianos en los torneos de artes marciales en que ella participase. Y era la mañana de un domingo en la ciudad de New York, EE.UU del año dos mil dos. La ninja americana se encontraba por el Hall del hotel que estaba a unas ocho cuadras del estadio donde se llevarían a cabo los combates de torneo, conversando con sus compañeros de equipo; “Goldor”, y “Billy Lee”. Una rubia de azules ojos, de camiseta roja ceñida en donde podía apreciarse su perfecto y bien trabajado abdomen, y quien llevaba puestos unos pantalones holgados de color azul le dice a uno de sus compañeros de equipo que se la quedaba mirando a Raquel, para irse juntos al estadio para prepararse para los duros encuentros del torneo. El hombre de la gorra roja con metal esboza una sonrisa, se acomoda su gorra, y deja de mirar a la bella ninja americana la cual llamaba su atención, para luego dirigirse con sus compañeros de equipo al coliseo en donde se llevarían a cabo ese día domingo arduos encuentros de torneo. Raquel se queda como aterida al saber quién era el hombre que se la quedaba mirando… El hombre que le mostró una sonrisa amigable era nada más y nada menos que el legendario lobo hambriento… “Terry Bogard”.
Continuara en una Proxima Historia…
capc
Enlace del blog de capc para leer la Historia.
https://la-hermosa-kunoichi-mai-shiranui.blogspot.com/2020/05/historia-de-raquel-la-ninja-americana-2.html