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Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #17 : “Castidad y Amor” (+18)

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Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #17 : “Castidad y Amor” (+18)
 
 


Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #17 : “Castidad y Amor” (+18) Rachea64


Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #17 : “Castidad y Amor” (+18) Terry_23

     
   
Autor : capc

1.- Cabe señalar que esta es una historia que no está dentro del canon oficial de personajes del videojuego del genero Fighting Game Martial Champion (Campeón Marcial) de la Konami. Así también, de personajes de los  videojuegos de las Arcades de Fatal Fury y de The King of Fighters de la SNK.  

2.- Todos los derechos reservados y demás pertenece(n) a la(s) compañía(s)/persona(s) que crearon a los personajes, imágenes y demás que se mencionan, muestran en estas historias creadas por mi persona.  

3.- Son historias que comparto sin fines de lucro, solo para mostrarles mi arte a las personas que admiran este mundo de las luchas de personajes de videojuegos de peleas.    




Historia de Raquel – *La Ninja Americana* #17 : “Castidad y Amor”


I
Era una agradable tarde en la peligrosa ciudad de South Town. Habían pasado dos semanas que el equipo de luchas de Terry Bogard se había hecho del torneo, ganándole la final al equipo de luchas de su bella acompañante quien aún seguía lesionada de su cuerpo después de su último encuentro contra el llamado; lobo solitario. Ambos, quienes ya habían almorzado, salían del concurrido Pao Pao Café de Richard Meyer, y se dirigían al vehículo motorizado. Bueno, voy a ir a dar algunas indicaciones a los hombres que están trabajando en el dojo, y luego ¿qué te parece si vamos a aquella casa de playa con vista al mar que te mencioné para pasar una agradable tarde?. - ¿Sabes?, mi buen lobo; se me hace un poco difícil creer que vayamos a vivir mi hermano y yo con ustedes en aquel enorme lugar, y sí, me gustaría ir a ese lugarcito que me mencionaste para… lo que tú sabes – le dijo Raquel quien esa mañana había hecho dos cosas en su privacidad que la habían un poco avergonzado. El asiente un par de veces la cabeza, sabía que ella quería por fin perder su castidad con el hombre del cual sentía una fuerte atracción. La joven mujer quien estaba en sus treinta y dos años de edad, vestía una camiseta blanca, una chaqueta blue jean de mangas cortas, una pantaloneta ceñida a la piel color turquesa que le llegaba cerca a las rodillas, calcetines blancos y calzado deportivo del mismo color, sube a la cabina la cual estaba acoplada en la parte izquierda de la motocicleta de los colores patrios de su país, luego mirando al hombre del calzado deportivo y chaleco rojo, quien ya se encontraba con ambas manos en el manillar del vehículo, le dice: Entonces, ¿nos vamos mi buen lobo?. Él quien portaba su clásica gorra roja, le muestra su acostumbrada mueca sonriendo con los labios, para luego decirle: Muy bien, vamos allá.


II
Ya eran las trece horas con cuarenta minutos en esa cálida tarde en el Estado de Florida. Terry, a quien le habían encargado que supervise los trabajos de los obreros en el dojo Shiranui-Ryuu, les daba indicaciones a los hombres. Descuide señor Bogard, como se lo vuelvo a repetir; estimo que en un par de meses habremos finalizado con lo que nos ordenó. - Ok, confío en que así será… ahora si me disculpan, los dejo que sigan trabajando – le dijo Terry al jefe de construcción quien estaba flanqueado de otros dos obreros con sus respectivos cascos, quienes miraban el plano de la espaciosa casa. Terry luego se dirige hacia una mujer de plena confianza de Andy y de Mai, quienes se encontraban viendo los asuntos del dojo Shiranui-Ryuu en Japón. La mujer de aproximadamente cuarenta años de edad, regordeta de cuerpo y cabellos negros, estaba conversando amenamente con la ninja americana de los grandes ojos como los zafiros y cinta blanca en sus dorados y largos cabellos. El hombre de los pantalones de vaqueros le dice: Bien “Dorothy”, te dejo el cuidado de la casa, nos estamos viendo, ¿Ok?. Pierda cuidado señor Terry, y más bien, pase una bonita tarde con su novia. Él le hace un gesto con el segundo y tercer dedo de su mano derecha a la altura de su cabeza, ya despidiéndose de la sirvienta principal de la casa. - Hasta pronto amiga, cuídate – le dijo Raquel quien le mostraba su brazo derecho levantado a la mujer de nombre Dorothy, a quien Andy y Mai le habían dejado el cuidado de la espaciosa casa. Ahora Terry y la mujer de la pantaloneta de lycra turquesa ceñida a su piel estaban cerca al vehículo motorizado para luego emprender marcha hacia las blancas y cálidas arenas de la playa de Florida. Raquel le dice: El lugar está quedando muy bonito, lo malo es el ruido que hacen con esas máquinas. Terry le dice: ¿Y qué opinas de lo que le pedí al maestro constructor acerca de lo que se está construyendo en la tercera planta de la casa?, ¿no es acaso una idea genial?. Ella sonríe por la manera como se lo dice el hombre de la camiseta blanca y chaleco rojo, quien había ordenado que se construya una sala de recreación en donde habría todo tipo de entretenidos juegos.



III
El hombre que hace poco había finalizado una especie de relación sentimental con la mujer detective, Blue Mary, esto, hace unas semanas atrás, atisba el dulce rostro de la mujer que por dentro estaba muy nerviosa pero a la vez emocionada, y luego le dice: ¿Todo Ok, Raquel?. La mujer del generoso pecho, quien tenía un brillo especial en sus grandes ojos como el zafiro, estaba con su corazón latiendo rápido, de nerviosismo pero a la vez… de emoción. Y era algo curioso ya que, a pesar de ya ser una mujer de más de treinta años, en ese momento se veía un poco inexperta en el tema, nunca habiendo estado con un hombre en una relación sentimental, esto, hasta hace unas semanas, después de haber caído derrotada en el cuadrilátero por el poderoso campeón de las artes marciales, Terry Bogard, con el cual estaba en un noviazgo. Terry empieza a sentir esa sensación que te transmite una mujer que nunca ha tenido un encuentro en el cuadrilátero… del amor. Él le muestra esa mueca característica con los labios llena de confianza, mientras pasaba el pulgar de su mano izquierda en la mejilla en donde ya se le había borrado una magulladura producida en su encuentro de final de torneo ante el equipo de los Fatal Fury, para luego decirle: Ey, tranquila… Creo entender lo que estas sintiendo, pero es normal lo que estas experimentando en estos momentos… ahora, ¿Qué te parece si vamos a aquel lugar en la playa?, ¿Ok?. Ella mira esos azules ojos de Terry, los cuales le inspiraban confianza, y luego, mostrándole un dulce rostro un poco ruborizado le dice: De acuerdo, llévame a la playa, mi buen lobo. Un par de sujetos en playeras que caminaban conversando cerca a la pareja de artemarcialistas, voltean atrás apuntando sus miradas a las muy bien torneadas piernas de la bella ninja americana, conteniéndose de arrojarle algún piropo, ya que, la mujer de las poderosas piernas estaba bien acompañada por un hombre que ellos habían reconocido, a quien admiraban y a la vez… temían. Terry le muestra caballerosamente su mano derecha a ella, para luego la exuberante ninja americana que fue adiestrada y disciplinada en el pueblo de Kanazawa, Japón, agarrar con su blanca mano derecha la mano de su novio, para luego acomodarse en la cabina la cual estaba acoplada en la parte izquierda del vehículo motorizado, para finalmente su varón montar su transporte de rines cromados y colores patrios de su país, y emprender marcha hacia una casa de playa que había alquilado Terry para pasarla solamente con la mujer de la pantaloneta lycra turquesa y chaqueta blue jean, “Racheal Kelsey”.


IV
La tarde estaba muy agradable en las blancas y cálidas arenas de la playa de Florida. Ambos pasan con la lujosa motocicleta de los colores patrios de su país por el boulevard del agradable balneario que tenía la concurrida y agradable playa. Un carrito de helados pasa cerca al vehículo motorizado que iba muy despacio por la calzada de piedra. ¿Quieres un helado?, le pregunta Terry quien tenía ambas manos en el manillar de su motocicleta de colores rojo y azul. La exuberante ninja americana de la ceñida pantaloneta lycra turquesa le dice: Si, por favor, y que sea de sabor de coco. - Ok, como diga la señorita – dijo el guerrero norteamericano de la gorra roja con placa de metal en la frente, quien baja del vehículo de tres ruedas para ir a comprar lo pedido. En eso, la mujer que estaba sentada dentro de la cabina le dice: ¡Terry espera!. ¿Sí?, ¿qué pasa Racheal?. Cambié de opinión, tráeme una cola helada de piña de mi marca favorita, por favor. Él le asiente, con su rostro lleno de confianza, y luego se dirige al kiosko que estaba a pocos metros de su querido vehículo motorizado del hombre llamado en el mundo de las luchas como; el legendario lobo hambriento. Ella suspira al ver alejarse al hombre del chaleco rojo en donde se veía una gran estrella blanca en su espalda, quien se dirigía hacia el puesto de bebidas heladas. Luego ella con su mano derecha saca una revista de la semana, la cual estaba al lado de su pierna derecha, y empieza a revisar su contenido. Ahí se veía en la portada al extremadamente poderoso campeón de las artes marciales, Terry Bogard, con un nuevo trofeo en sus manos. Ella vuelve a suspirar por el hombre de los grandes músculos que unas semanas atrás la salvó a la ninja norteamericana en un hotel de la ciudad de New York, de ser secuestrada por un grupo de ninjas subversivos que la querían deshonrar a toda costa… para que termine trabajando para ellos como espía. Algo pasa con la mujer de los grandes pechos, mostrando ahora Raquel su mirada de loba solitaria. Por su mente pasaba su menor hermano, Markus, quien en los próximos días se mudaría con ella a la casa en donde también quedaba ubicado el Dojo Shiranui-Ryuu. Ella se percata que el corpulento guerrero del calzado deportivo de colores rojo y blanco regresaba a la motocicleta con las bebidas heladas, para luego con los dos primeros dedos de su mano derecha apretarse ambas cejas, ya no mostrando la mirada de loba solitaria. - Aquí tienes, de la marca que te gusta – le dijo él quien le entrega la bebida gaseosa de líquido amarillo, y cuyo nombre era parecido al país del norte de los EE.UU. - Ey, cuídamelas, ¿Ok? – le dijo Terry quien le entrega una bolsa de papel con algunas latas de cerveza que estaban bien heladas. La mujer que bebía de una botella de vidrio un líquido gaseoso con sabor a piña, recibe la bolsa con las latas de cerveza. Raquel luego mira alegre al hombre que bebía de una de las latas de aluminio de color verde, y luego le dice: ¿Y puedo saber dónde va a ser la fiesta?. No exageres Racheal, solo son unas cuantas latas de cerveza que las beberemos en un lugar que he alquilado por aquí cerca, solo para nosotros dos. - ¿Enserio, mi buen lobo? – le pregunta la mujer de la ceñida pantaloneta de lycra turquesa, quien tenía las cervezas a la altura de su regazo y bajo vientre. - Palabra de Terry Bogard – le responde el hombre de los jeans azules, quien esa cálida tarde le daría a la ninja americana su primera experiencia… sexual.  


V
Terry detiene la motocicleta de rines cromados y colores patrios de su país, y le dice a Raquel: Bien, ya llegamos. Ella atisba el agradable edificio del balneario el cual estaba decorado de plantas, y luego le dice: Se ve agradable, ¿y en que piso estaremos?. Terry le señala con el segundo dedo de su mano derecha en lo alto del edificio, y le dice: He alquilado un lugarcito en el último piso, donde tiene una espléndida vista a nuestro mar… estoy seguro que te gustara por dentro, Racheal. - No  tengo dudas de ello, mi buen lobo – le dijo ella quien llevaba la bolsa de papel con las frías latas en su mano izquierda. Terry después de dejar aparcada su motocicleta, sube con Racheal por el elevador que los llevaría al piso once, en donde quedaba el apartamento que había alquilado por unos días el poderoso hombre del chaleco rojo y estrella blanca en la espalda. ¿Y bien?, ¿Qué te parece nuestro rinconcito?. Los colores claros y vivos del lugar, además del piso de losetas de madera los cuales se veían brillantes, eran muy del agrado de la mujer de las grandes caderas. Qué lindo detalle Terry, me gusta mucho el lugarcito que has elegido. Él le señala con el segundo dedo de su mano derecha los ventanales blancos de vidrio, en donde detrás se veía el azul mar de la playa de Florida, y le dice; ¿Qué te parece el panorama?. Sus grandes ojos como el zafiro miran la cama blanca de tamaño King size que ahí se encontraba, y luego camina hacia el ventanal, para finalmente avizorar el agradable mar detrás de los vidrios. Terry, quien se le había acercado a la mujer de las poderosas piernas, frota con su mano izquierda el hombro de Raquel, haciendo que ella ponga su cabeza a la altura del mentón de su novio, para luego decirle: La vista es esplendida desde este piso. Ahora ambos se encontraban ingiriendo el alcohólico líquido de las latas. Terry, quien yacía con Racheal sentados en el lecho de blancas sabanas, ya no se encontraba ni con su chaleco, ni con su gorro rojo puesto. Él empieza a besar el cuello de su novia de manera tierna, para luego recostarla lentamente sobre el colchón, con su mano derecha apoyada sobre el estómago de la mujer de la ceñida pantaloneta lycra turquesa, con él también recostado sobre la espaciosa cama. Los dedos de su mano derecha de Terry ahora bajan a su bajo vientre estrecho de ella, frotando los cálidos dedos de Terry la entrepierna de la mujer de las muy bien torneadas piernas, mientras ambos se besaban en los labios de una manera… apasionada. Raquel quien ya no estaba con su chaqueta blue jeans de manga corta, sentía ahora la mano derecha del hombre que estaba recostado con ella, masajear su generoso pecho izquierdo de la mujer quien todavía no se había recuperado por completo de sus lesiones que le dejó el último torneo de artes marciales allá en la ciudad de New York, unas semanas atrás. Ella agarraba el cinturón de los pantalones de su varón, como queriéndolo aflojar, para luego jalar la camiseta blanca de él, algo que excita al hombre de los cabellos como el trigo amarrados como cola de caballo, quien separa un momento sus labios de los de ella, para quitarse su blanca camiseta. Raquel, quien había ingerido una lata de cerveza esa tarde, también se despoja de su ceñida camiseta blanca, para ambos ahora estar sin sus prendas blancas que cubrían la parte de arriba de sus cuerpos. Él ahora mostraba su dorso desnudo y su bien trabajado abdomen, y ella, por otra parte; mostraba sus grandes pechos desnudos, en donde se podían apreciar los pezones rosados y erectos de Racheal, y sus aureolas rosadas que embellecían su muy generoso busto, los cuales excitaban más al hombre que ahora empieza a chupar uno de ellos. Ella frotaba con su mano izquierda el abdomen de él, mientras que Terry seguía lamiendo y chupando sus generosos pechos. La ninja americana sentía ganas de ir al baño, pero en ese momento se encontraba en una situación que estaba experimentando por primera vez con una persona, y no quería malograr el momento el cual estaba viviendo con el hombre con el que había iniciado hace unas semanas una relación sentimental.  



VI
Terry, mientras dejaba los grandes pechos de Racheal húmedos con su lengua, sentía inexperiencia en el cuerpo de ella… experiencia sexual que si tenía su ex relación sentimental, Blue Mary, quien había finalizado una especie de noviazgo que había tenido años con Terry, y quien en volumen de pechos, los tenía inferiores en tamaño a los de la ninja americana. El hombre llamado en el mundo de las luchas; el lobo solitario, la ayuda a despojarse de su blanco calzado deportivo, encontrándose ahora ella con los pies desnudos. Luego le susurra a Raquel con voz varonil y romántica; “es hora de conocer a tu amiga íntima”. Ella entiende que se refiere a sus partes íntimas, las cuales los dedos de Terry ya han tenido la ocasión de conocerla. Raquel se empieza a ruborizar, ya que, esa mañana había hecho algo en la privacidad del baño que la había avergonzado, y no sabía cómo iba a reaccionar su... cariñoso lobo. - Voy a quitártelas, ¿de acuerdo? – le dijo su apasionado lobo a la mujer que yacía echada boca arriba, con las mejillas sonrojadas y con la mirada deseosa, quien le asiente con la cabeza. Él pasa los dos primeros dedos de su mano izquierda al lado de sus labios, bajando por su barbilla, con una tragada de saliva que lo acompañaba, y luego procede a lo que tenía en mente con la mujer quien aún no se había recuperado completamente de sus lesiones en el cuerpo. Terry la empieza a despojar de su ceñida pantaloneta lycra color turquesa, dejándola ahora mostrando sus muslos desnudos, y su entrepierna despoblada totalmente de vello púbico. El rostro de Racheal ahora parecía un tomate, estaba llena de vergüenza por la forma como veían los azules ojos de su varón esa parte muy íntima de su cuerpo, en donde sus muy bien torneadas piernas estaban ahora separadas y abiertas. Él sonríe mostrando su blanca dentadura por la ocurrencia de su novia, quien se había rasurado esa mañana su vientre bajo y estrecho, y luego procede a acercar su cabeza a su entrepierna, para explorar el terreno. Él le dice: voy a estar un poco ocupado por aquí, ¿Ok?. A ella ya se le había pasado un poco el bochorno por haberse rasurado su entrepierna esa mañana, pero aún seguía con sus mejillas avergonzadas por lo que estaba experimentando por primera vez con un hombre. Luego Raquel le dice: Tengo un poco de miedo Terry. Él apunta su mirada hacia el rostro de la mujer de los grandes y azules ojos, y le dice: Ey Tranquila, trataré a tu amiga íntima con mucho cariño, ¿Ok?. Ella, quien tenía su brazo derecho cubriendo ambas aureolas rosadas de sus grandes pechos, y el segundo dedo de su mano izquierda a la altura de sus labios, le asiente con la cabeza al hombre de los cabellos rubios como el trigo y cola de caballo, quien acercaba nuevamente su rostro a su parte íntima y delicada de la mujer quien tenía sus poderosas y muy bien torneadas piernas aun un poco lesionadas, y en donde se encontraban… abiertas.


VII        
Terry, quien veía los rosados labios de la vagina de Racheal, empieza a darle un par de olfateadas mismo lobo, luego la besa con mucho afecto, para luego con ambos pulgares separar sus labios vaginales, para finalmente quedarse mirando el himen de ella, el cual se veía de una coloración rosácea y sin haber sido roto todavía. Ella jadeaba al sentir como la lengua de Terry daba círculos alrededor de su himen, y otras partes de su zona intima. Después de varios minutos con la cabeza de su varón en su entrepierna, ella le dice: ¡Detente Terry! ¡Detente! ¡Detente!. Él no le hace caso, seguía metiendo y sacando su lengua en su pequeño orificio, y lo hacía con mucha pasión. Ella agarra con su mano derecha los rubios cabellos de su varón, a quien le gustaba mucho lo que estaba haciendo, para luego jalarlos. Raquel no puede contener más sus ganas de miccionar, y dispara un gran chorro de líquido blanquecino que baña todo el rostro de su amante que había cumplido como varón con su propósito, de hacerla venirse. Él separa su húmedo rostro un momento de su entrepierna, mientras veía como seguía saliendo líquido, esta vez en forma de micción. Raquel le mostraba una avergonzada sonrisa, mientras veía el rostro de Terry quien estaba un poco avergonzado por la inexperta mujer que estaba orinando sobre las blancas sabanas. Su varón veía todo ese líquido de cerveza que había ingerido su novia hace un momento, salir ahora como micción de su rosada vagina, y luego decide hacer una movida atrevida, colocando ahora su boca abierta cerca de su uretra, tragando el líquido que seguía saliendo de la vagina de la inexperta mujer de las grandes caderas. Luego de terminar, ahora ella toma la iniciativa, y moviéndose velozmente de la amplia cama, con su mano derecha en el cinturón del pantalón de Terry, le dice: Ahora es mi turno. Él deja que ella tome el control de la situación. La mujer de las poderosas piernas, quien ya no estaba con su cinta blanca en sus largos y dorados cabellos, baja la cremallera de los pantalones de vaqueros de su amante, y no solo eso, también se los baja a la altura de las rodillas, encontrando un miembro erecto que pone un poco nerviosa a la atrevida mujer de los grandes ojos azules como el zafiro, quien luego levanta su miraba, mirándolo a los ojos, para finalmente decirle: ¿Tu secreto solo lo sabe tu ex?. Él sabe a lo que se refiere ella, mientras veía como frotaba la punta de su miembro, haciendo círculos con el segundo dedo de su mano derecha, para luego asentirle con la cabeza. Ella esta como indecisa de dónde empezar, ya que, por su mente pasaba el de masajear su pieza con la mano derecha, como el de poner sus labios en el miembro de su amante. En eso, él pasa los dedos de su mano izquierda por debajo del pecho derecho de ella, buscando chocar su miembro sexual con su generoso pecho. Raquel entiende lo que quiere que le haga, y lo empieza a complacer. Racheal empieza a aplastar el erecto pene de su varón con sus grandes pechos, con ambos y rosados pezones erectos apuntando al rostro de su novio. La presión empieza a aumentar en el miembro viril del hombre quien tenía los pantalones de vaqueros ahora a la altura de sus tobillos, algo que le gustaba tanto a ella como a él. Racheal, quien había acordado con él perder su castidad en un lugar especial, estaba disfrutando lo que estaba experimentando por primera vez con un hombre. La mujer de la piel blanca como la leche, siente que ya es momento de buscar con sus labios el glande del hombre del poblado vientre bajo, para cobrarse su… venganza, en el buen sentido de la palabra.  


VIII    
Terry le dice a Raquel: Adelante, chúpalo. Ella lo complace en lo que pide, y mientras presionaba su miembro con sus grandes pechos, ahora empieza a pasar su lengua por su glande y prepucio, algo que excitaba más al poderoso artemarcialista del calzado deportivo de colores blanco y carmesí. Ahora la mujer de los dorados cabellos empieza a engullir lentamente su pieza, esperando hacerlo venirse, como él lo hizo hace unos minutos con ella. Después de varios minutos, no logra conseguir lo que buscaba la kunoichi americana, llegando solo a sacarle líquido incoloro y viscoso preseminal. Terry quien sentía que ya era el momento de entrar en ella, le dice: Estoy listo para entrar, ¿Ok?. Raquel le asiente alegre con la cabeza, luego atisba al lado de la espaciosa cama de sábanas blancas en donde se veía mucho líquido que le llegó a casar Terry hace un momento, luego decide colocarse al borde del lecho, para finalmente separar nuevamente ambas robustas piernas. Terry empieza a frotar con su miembro los labios vaginales de la exuberante ninja norteamericana, como jugando con ella, algo que le gustaba a la mujer que ahora agarraba con ambas manos sus muy bien torneadas y blancas piernas, que se veían ahora totalmente abiertas. Por la cabeza de Terry pasaba el de usar un profiláctico con su novia, y se lo hace saber. Voy a ponerme el condón, espera que lo saco de mi cartera, ¿Ok?. Raquel agarra el brazo izquierdo de su varón, y le dice: Quiero tener dentro todo de ti, Terry. Él mira con algo de asombro su rostro lleno de vergüenza de la ninja americana, quien le había hecho saber días atrás que no estaba lista para tener hijos, y que su objetivo era el de seguir enorgulleciendo a su dojo ubicado en Kanazawa, Japón, ganando torneos de artes marciales. Terry entiende que Raquel quiere que entre por primera vez en ella sin usar el preservativo, y luego arrojar el líquido seminal sobre su rasurado vientre bajo. Pero en eso, la bella mujer de las rosadas mejillas le dice: Tomé esta mañana la pastilla anticonceptiva, mi querido lobo. Lo dicho por Racheal relaja al fornido hombre de los cabellos rubios amarrados como cola de caballo, quien vuelve a frotar con la cabeza de su miembro su clítoris, sus labios vaginales y su himen, el cual seguía sin haber sido roto, y que era algo que a ella mucho la excitaba. Terry está listo para entrar en ella, agarra con su mano derecha su venosa pieza, y empieza a empujarla lentamente, hasta por fin romper su himen. Un hilillo de sangre empieza a brotar de la vagina de la ninja americana, haciendo que Racheal Kelsey pegue un grito de dolor, mientras Terry Bogard empujaba su miembro sexual de manera reiterada, hasta dejar todo el líquido seminal dentro de ella. Terry, quien volvía a tener su pene erecto, le pregunta con romántica voz a ella: ¿Te dolió?. La mujer del impresionante cuerpo bien trabajado, quien ya estaba en sus treinta y dos años de edad, y a quien le habían roto por primera vez el himen de su vagina, le responde asintiendo con la cabeza, con un rostro de alegría, con las mejillas ruborizadas y lágrimas que brotaban de felicidad de sus grandes ojos azules como el zafiro, ya que, el hombre que ella deseaba la había hecho sangrar por primera vez, en esa cálida tarde del año dos mil dos, en una casa de balneario de la playa, del estado de Florida, EE.UU.


Continuara en una Próxima Historia.
capc








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