Historias de Kasumi Kunoichi - *La Ninja del Destino*#2 : “La Dama de Azul”
Autor: capc
1.- Cabe señalar que esta es una historia que no está dentro del canon oficial del personaje(s) de la franquicia de DOA de Koei Tecmo, y en donde también menciono a un personaje de la popular franquicia de KOF de SNK.
2.- Todos los derechos reservados y demás pertenecen a la(s) compañía(s)/persona(s) que crearon a los personajes, imágenes y demás que se mencionan, muestran en estas historias creadas por mi persona.
3.- Son historias que comparto sin fines de lucro, solo para mostrar mi arte a las personas que admiran este mundo de las luchas de personajes de videojuegos de peleas.
Personajes creados por mi persona:
A-355FX : Es una réplica exacta de Kasumi kunoichi, experta en las artes marciales.
Hajime-Takahashi : Es un anciano Político con cargo importante en el Senado.
Ryuichi : Es un empresario y amigo de Hajime-Takahashi.
I
La historia se da en la ciudad de Tokyo, Japón. Eran pasadas las veintidós horas de la noche, y en una lujosa casa se encontraba un importante político de nombre “Hajime-Takahashi”, quien libaba licor con algunos importantes amigos empresarios. - Señor Hajime, llegó la dama de azul – le dijo uno de los sirvientes al dueño de la lujosa casa quien vestía un ostentoso ropaje de colores azul con rojo y blanco. Los empresarios quienes fumaban de sus pipas con trago en mano, y mujeres geishas rodeándolos, atisban a la mujer que se encontraba en la entrada de la lujuriosa sala. Ella camina en dirección del hombre para quien trabajaba, mostrando mirada adusta. La atractiva mujer del ropaje azul y largas medias blancas que le llegaban a la altura de los muslos le entrega un rollo de papel, sin apartar la mirada de los oscuros ojos del político. Muy bien hecho, mi buena dama… en esta casa vuestros servicios y talento son muy bien agradecidos. - ¡Oye Oye! Hajime, ¿no nos presentas a esta exquisitez de dama? – le dijo uno de los importantes empresarios quien tenía pegado a su lado a una de las finas mujeres, cuyas caras estaban pintadas de blanco. La mujer de los ojos ámbar y cabellos marrones atisba al hombre de los jalados ojos quien estaba con tragos encima, y cambia su mirada seria por una servicial, ya que, presentía lo que quería el empresario con ella.
II
El político quien era un corrupto le dice a su invitado: No sabía que te gustaban las mujeres exigentes y peligrosas mi buen “Ryuichi”. - Tal vez sea porque me gusta ver los campeonatos de artes marciales, y he visto a esa mujer lo que es capaz de hacer en el cuadrilátero, y la verdad eso me excita – le dijo Ryuichi quien tenía conocimientos de artes marciales, y quien conocía a la guerrera del exótico traje azul, quien portaba en sus espaldas una pequeña espada. - Ey Hajime, ¿habrá algún problema que tus tres buenos amigos tengamos una conversación en privado con tu hermosa guerrera? – le pregunta otro de los empresarios invitados a la reunión con trago en mano. – No creo que haya problema mis amigos – dijo el anciano político quien luego mira el rostro de la mujer, quien también lo miraba a él… Luego vuelve a mirar al grupo de tres hombres que tenían algún interés en la guerrera de azul, y les dice: Pero porque mejor no se lo preguntan a ella… para que comprueben lo digna que es… para con vosotros. Se escuchan risas de los ancianos políticos y de las damas de compañía de ostentosos y coloridos ropajes. Uno de los hombres que estaba en sus cincuenta años, pasa su trajinada mano derecha a la altura del vientre de la mujer del llamativo vestido azul, para luego pasar sus dedos a la altura de su derrier, para finalmente retirar lentamente la pequeña espada de su funda y luego decirle: ¿Te importa entrar a la recamara sin tu espada, mi buena dama?. Ella le muestra mirada servicial, toma su espada de las manos del hombre interesado en ella, para luego retirarse la funda de su ribete, guardar la filuda arma dentro de la vaina… dejarla sobre uno de los muebles, para finalmente acompañar a los tres poderosos empresarios dentro de la recamara. Hajime, quien estaba siendo acariciado por dos de las damas de compañía de rostros pintados de blanco, sonríe con ojos llenos de lujuria mientras veía como se cerraba la puerta, en donde se encontraba dentro la dama de azul, con los tres hombres que habían asistido esa noche a una reunión del importante político, Hajime-Takahashi.
III
Ya era la mañana del jueves, el político japonés quien vestía un saco y pantalones azul oscuro con una corbata roja, conversaba por el teléfono celular con uno de sus colegas del senado. Luego de colgar la llamada, guarda el móvil dentro del saco, para luego apuntar con sus oscuros y jalados ojos hacia el dojo de entrenamiento en donde se encontraba entrenando la guerrera del combativo traje azul. El anciano quien tenía un cargo importante en la política, se encontraba ahora mirando el entrenamiento que hacia la atractiva mujer del ropaje de combate azul, que era el de una guerrera kunoichi. ¿Cómo te encuentras hoy, mi dama de azul?. La mujer de los ojos color ámbar atisba al anciano del saco azul oscuro y corbata roja, quien se encontraba en la entrada de la sala de entrenamientos, y luego le dice: Hajime-Sama, bien… me encuentro bien. El anciano de los cabellos grises y calvo en la coronilla se acerca a la atractiva mujer de los cabellos marrones los cuales estaban amarrados con una cinta azul, luego con el pulgar de su mano derecha lo apoya sobre el borde de su blanco ribete que llevaba en la cintura, para luego decirle: ¿Cómo te trataron anoche mis buenos amigos?. Ella agacha la mirada un momento, para luego mirar los oscuros ojos del anciano Hajime-Takahashi, para finalmente decirle: Me trataron bien, Hajime-Sama. Luego el anciano dibuja una gran mueca sonriendo, porque recuerda lo que vieron sus lujuriosos ojos en el monitor de su despacho, para luego con su mano derecha acariciar el bello rostro de la dama de azul, para finalmente decirle: No me equivoque al contratar tus servicios, mi querida… dama de azul.
IV
En otra parte de Tokio, Japón, un hombre quien estaba arriba de los treinta años de vida, y quien vestía una chaqueta color gris en donde se veía un dibujo de un halo de fuego en su espalda, hace una llamada desde su teléfono móvil, mientras le hacía mantenimiento a su querida motocicleta. En su dojo de entrenamiento se encontraba la guerrera de azul, con la que había hecho hace poco su amistad. Señorita, tiene una llamada. Ella detiene su meditación, abre los ojos, y pasa por su mente el hombre conocido en el mundo de las artes marciales como; “El Heredero de la llama”. La guerrera del ropaje azul entra a la casa y toma la llamada. ¿Sí? ¿Quién habla?, pregunta ella con la bocina del teléfono color negro pegado en su oreja izquierda, y con su mano derecha agarrando su codo izquierdo. Soy yo; “El hombre con el que vio las hermosas estrellas la otra noche, la bella kunoichi cuyos bellos ojos como la miel encendieron la llama de mi corazón aquella templada noche…”. La mujer del sensual ropaje de combate azul traga saliva, y se queda cavilando, ya que el poderoso guerrero de los oscuros cabellos le había dicho palabras que eran de mucho del agrado de la mujer del ribete blanco, y luego ella le dice: Eso sonó muy bonito… y son color ámbar mis ojos. El guerrero de la chaqueta gris, quien es muy bueno recitando poesía, siente entusiasmo en la voz de la experta artemarcialista, y presiente que le aceptara una invitación para ir a pasear en su motocicleta… al zoológico de la ciudad.
V
¿Enserio crees que podrás ir?... ¿No habrá alguna organización que te impida subir a mi querida motocicleta para ir juntos al parque de animales?. Ella sonríe detrás de la bocina del teléfono, y luego le dice: Te repito que no habrá problemas… soy una experta en el sigilo, estaré en tu residencia a la hora acordada para que me lleves a ese lugar. El experto guerrero que dominaba las llamas de fuego y quien estaba arriba de los treinta años de vida, siente unas fuertes palpitaciones en su corazón, lo que significaba que la peligrosa y atractiva mujer quien estaba en sus veinticinco años de edad, en verdad… le gustaba. Ambos quedan al final en verse en el lugar en donde estaba aparcada la motocicleta de Kyo. Él quien se encontraba de espaldas apoyado sobre un poste, atisba a los lados, para luego soltar un suspiro mientras veía la carretera. Kyo escucha un silbido idéntico a los que hacen las pequeñas aves, y luego atisba arriba a su derecha, en donde en lo alto de uno de los paneles publicitarios se encontraba ella, quien estaba de cuclillas, saludándolo con su mano derecha. La mujer del ropaje azul da un gran salto acrobático, ahora encontrándose cerca de la bien encerada motocicleta de colores metal con negro, y a unos metros del hombre que la estaba esperando para su cita. Kyo le dice: Debo confesarte mi amiga, que nunca he invitado a una mujer que baja de un alto panel de metal, a un parque de animales. Y ella le dice: Y yo debo confesarte; que nunca me había invitado un hombre a uno. - Pues parece que seré el primero en hacerlo… ¿lista para irnos, señorita? – le dijo el guerrero de la chaqueta gris, quien pasa su pierna derecha por encima de su vehículo, estando ahora sentado en la parte de adelante del vehículo motorizado. Ella hace lo mismo, estando ahora ubicada detrás de él, para luego decirle cerca de su oído izquierdo: estoy lista… Heredero de la llama.
VI
No había muchas personas haciendo su respectiva cola para pagar su entrada. Él como es costumbre muestra su rostro adusto, no queriendo que las personas que lo reconociesen llamen su atención. - Disculpe, la señorita no puede entrar con esas ropas al parque – le dijo un hombre de uniforme, quien cuidaba con otro trabajador del parque la entrada que los llevaría a donde se encuentran los llamativos animales. Luego el trabajador de gorra negra reconoce el rostro adusto del hombre que estaba acompañado de la mujer del ropaje de combate azul, y le dice con asombro en su rostro: Señor Kyo, son reglas del lugar. Él le muestra su característica mirada decidida, para luego con el segundo dedo de su mano derecha hacer aparecer una pequeña llama de fuego, y luego le dice al obrero del zoológico; Oye, no voy a provocar ningún incendio… solo quiero con ella mirar las atracciones del lugar, ¿de acuerdo?. Ambos trabajadores no saben que decirle, algo que aprovecha Kyo para con la atractiva mujer de los ojos color ámbar ingresar caminando, sin que impidan su ingreso al llamativo parque de animales. Después de una agradable tarde en el lugar, ella le dice: ¿Sabes?, eres un hombre especial… puedo saber, ¿Quién te enseñó a recitar poemas?. El hombre quien tiene el apelativo en los torneos de artes marciales como “El heredero de la llama”, hace una mueca con los labios dibujando una ligera sonrisa, y le dice: Te diré; en mi época de estudiante de secundaria, había una chica que me gustaba mucho, y ella fue como una… inspiración para mí... Ahora parece, que vos lo sois… para mí. La guerrera japonesa se ruboriza por lo que le dijo el guerrero de los guantes negros y dedos desnudos en esa tarde en donde se mostraba la puesta del sol en el llamativo parque de animales de la ciudad de Tokyo.
VII
Oye, ¿qué te parece si me acompañas a aquel lugar en donde comimos la otra noche después de nuestro encuentro de torneo?... Y de paso aprovechare la visita a esos ancianos para recoger el trofeo ganado, ¿Qué dices?. Bueno, si me vas a llevar en tu motocicleta, me agradara acompañarte. Mujer, ¿acaso pensabas ir corriendo conmigo a aquel lugar?, es una distancia considerable ¿sabes?, le dijo el hombre de los ojos cafés, con algo de asombro en su rostro. Ella se pone su mano izquierda cerrada como un puño a la altura de su boca mientras sonreía por lo dicho por el guerrero de la casaca gris quien tenía un gráfico de un halo de fuego en su espalda, y luego le dice: Estoy acostumbrada a correr y trepar edificios… y como me mencionaste aquel lugar, pasó por mi mente por defecto el de correr. Kyo le dice: Bueno, creo que hemos visto a todos los animales de este lugar, ¿no lo crees?. Ella le dice: Creo que nos faltaron ver algunos. - Tal vez en otra ocasión terminemos de ver al resto de animales, ahora, ¿qué le parece a la bella dama si nos retiramos de este agradable lugar? – le dijo Kyo con caballerosidad y mostrándole su brazo izquierdo doblado. Ella lo mira con respeto al hombre que esa tarde le recitó algunos poemas sinceros de corazón, para luego agarrar el brazo de su acompañante, para finalmente ir juntos hacia las afueras del llamativo parque de animales, en donde se encontraba aparcado el vehículo motorizado del guerrero conocido en los campeonatos de artes marciales como El heredero de la llama. Un hombre joven que se encontraba admirando la motocicleta de metal pulido, de colores gris oscuro y negro, se percata de la presencia de ambos, y le dice: ¿Es tuya?, es toda una belleza, ¿sabes?. - Gracias por cuidármela muchacho – le dijo el guerrero de los ojos cafés quien se sube en su vehículo. El muchacho reconoce el rostro del hombre que se encontraba montado en la moto, y le dice: Es usted… ¡El heredero de la llama!. Kyo hace su gesto característico con el segundo dedo de su mano derecha, haciendo aparecer una pequeña llama de fuego sobre el dedo erecto, para luego decirle: Ese soy yo. Luego la invita con la mirada a la mujer del atrevido ropaje azul para que se suba a la motocicleta de rines cromados, en esa tarde en donde se veían los cielos naranjas, con el ocaso del día.
VIII
Ya eran pasadas las veintidós horas en la ciudad de Tokio, Japón. En la mansión del político con cargo importante en el senado, Hajime-Takahashi, había regresado a la espaciosa y lujosa casa la dama de azul, como era conocida por el anciano político. - Hajime-Sama, la dama de azul – le dijo uno de los sirvientes de la casa, quien luego hace una leve reverencia, para luego abandonar el despacho del corrupto político quien era todo un experto para aparentar… no serlo. Gracias por venir mi peligrosa y sensual dama… dime; ¿hiciste lo que os pedí en la mañana, mi buena espía?. Si, Hajime-Sama, ese hombre a quien me pidió que lo espiara es muy prometedor para vuestro negocio. - Así es mi peligrosa dama de azul, en este negocio de las drogas tienes que tener a tu lado no solo personas adecuadas para tener sobornada a la correcta policía y fiscales, sino también, a poderosos artemarcialistas para que cuiden de vuestro negocio, y de vuestras espaldas… Ahora, que te parece si le das a éste ambicioso anciano lo que quiere – le dijo el anciano hombre del saco y pantalones azul oscuro y corbata roja, quien frota con su arrugada mano derecha el vientre de la guerrera de azul, el cual estaba cubierto por su ribete blanco. El anciano de los oscuros ojos jalados le retira la pequeña espada la cual estaba en su decorada funda, amarrada en su blanco ribete, para luego poner la filuda arma sobre su escritorio de fina madera, para finalmente el corrupto anciano entrar con la “A-355FX “ a su recámara para pasar la noche juntos.
Continuara en una Próxima Historia…
capc